La emblemática escultura del Gato de Botero, situada en la Rambla del Raval, fue el punto de encuentro de todas las personas que nos reunimos con motivo del Día Internacional de Sensibilización hacia la Sobredosis, una campaña de ámbito global que se celebra cada 31 de agosto.
Integrantes de ARSU, Asaupam, AUPA’M, Ámbito Prevención, ICEERS, REMA, CatFAC, XADUD, Episteme, FAAAT-FDM y Metzineres, aglutinadas en la Red de Personas que Usamos Drogas de Cataluña (CATNPUD), nos abrazamos con la alegría de reencontrarnos, una vez más, y de sabernos parte de una misma lucha: aquella contra el prohibicionismo y la guerra contra las drogas, que tantas muertes han causado y continúan causando.
Aquel día, como otros señalados, nos vestimos de gala. Antes de ponernos en marcha, se repartieron unas camisetas con un mensaje enmarcado en flores: “En memoria de las víctimas de la guerra contra las drogas”. Algunas se cambiaron allá mismo y, de repente, éramos un pelotón que concentraba las miradas de las personas que paseaban por allá. Como siempre, la pandilla antiprohibicionista no pasa desapercibida.
Después de los saludos y algunas fotografías, pusimos rumbo en la Plaça Sant Jaume, el punto estratégico donde se había convocado oficialmente la concentración. Allá se sitúan la sede de la Generalitat de Cataluña y del Ayuntamiento de Barcelona, instituciones a las cuales hemos querido apelar una vez más y a las cuales dirigimos una serie de demandas recogidas en el manifiesto de este año. Algunas de ellas, por ejemplo, enfocadas a exigir políticas que garanticen el pleno acceso a la salud de todas las personas que usemos drogas o la legalización de las sustancias declaradas ilegales.
Emocionadas por la cantidad de personas que éramos y por la presencia de aquellas que vinieron a mostrar su apoyo, repartimos rosas blancas en honor a las víctimas y sostuvimos varias pancartas con mensajes como “Son muertes evitables” o “La legalización es el mejor remedio contra la sobredosis”.
La lectura del manifiesto llamó la atención de más vecinos, vecinas y turistas que se acercaban a escuchar, por ejemplo, que el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), en el 2020, notificó 974 defunciones directamente relacionadas con la sobredosis en todo el Estado, o bien que en las salas de consumo supervisado de Cataluña se han revertido 176 sobredosis solo en 2021 (a pesar de sufrir todavía obstáculos y limitaciones importantes).
Sin embargo, el megáfono no se apagó al acabar la lectura del manifiesto. Algunas personas quisieron acercarse para dedicar unas palabras a las personas que ya no están, así como denunciar que estas muertes no son accidentes ni hechos aislados, sino que son consecuencia de un sistema que nos aboca a una carencia de recursos persistente mientras elude su responsabilidad.
La guinda del pastel fueron, sin embargo, las cajas sorpresa que repartimos al acabar. En ellas podían leerse nombres de sustancias como ‘heroína’, ‘cocaína’ o ‘metanfetamina’ y, en el dorso, dos definiciones de la palabra ‘sobredosis’: la que se puede encontrar en el diccionario y la nuestra:
Estas cajas se ofrecieron a algunas de las personas que pasaban por allí y que, después de reaccionar con cierta desconfianza, las abrían para encontrar adentro unos ‘stickers’ con la frase “No más muertes por sobredosis”, entendiendo la gran tarea de sensibilización llevada a cabo por quienes estábamos repartiéndolas.
Y es que, en realidad, este gesto hacía alusión al concepto de 'Safe Supply', es deicr, al suministro seguro y regulado de sustancias: una de las principales demandas del movimiento antiprohibicionista en el ámbito de las drogas para prevenir y evitar las muertes por sobredosis.
Para acabar la jornada, como no podía ser de otro modo, nos reunimos para darnos calor y hacer piña entre risas y palabras de complicidad, dejando claro un día más que esta comunidad es ya, también, una gran familia.